Las emociones nos ayudan a aprender cosas nuevas, entender otras e impulsarnos a la acción.

Por ejemplo, enojarse estimula al cerebro, a veces en demasía, durante el enojo, nuestro cerebro libera noradrenalina y adrenalina: hormonas que aumentan la presión arterial y el ritmo cardíaco. Por esto, sentimos que el semblante se sonroja o que nuestros puños se aprietan; en nuestro rostro, las pupilas suelen abrirse más de lo normal, fruncimos el ceño, se tensan los párpados, la barbilla se levanta y hasta constreñimos los labios.

Al estar triste, usualmente se escucha música, ya que, ayuda a regular el dolor emocional y los estados de ánimo negativo. El efecto de la música en tu cerebro es la liberación de dopamina, un neurotransmisor que se produce a manera de recompensa y que da una sensación de bienestar.

Te da felicidad comer chocolate. Sentir ese sabor en la boca hace que el cerebro produzca endorfinas que dan sensación de bienestar al cuerpo, estimulan la felicidad y brinda una sensación de bienestar, la cual, es estimulada por la serotonina, y así, se mejora el humor y se alivia el estrés.

Si lloras y la primera lágrima sale por el ojo derecho, es felicidad; si es por el izquierdo, es dolor y tristeza. También saben totalmente diferente a cada emoción por su composición neuroquímica.

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