Pasamos mucho tiempo resolviendo problemas, buscamos soluciones hipotéticas a las dificultades, nos ilusionamos pensando en recibir la ayuda de una deidad para salir adelante, sin saber que todo esto incrementa niveles de desasosiego, angustia, frustración, al darnos cuenta que nuestra realidad permanece igual.

El mayor olvido ha sido no tener presente que somos seres sociables. Al cambiar nuestra perspectiva y mirar a los otros, entendemos que muchos padecen dificultades similares a las nuestras o aún más complejas.

Hay una hormona de excepcional interés en Medicina llamada Oxitocina que es producida por el hipotálamo y secretada desde la hipófisis, que tiene entre otras funciones producirnos sensación de placer. Cuando una persona tiene un gesto de bondad con otro ser humano suben los niveles de esta hormona en el individuo. Sucede lo mismo en quien recibe la acción bondadosa y también por muy sorprendente que parezca, en la persona que lo contempla.

Al final nuestras preocupaciones quedan a un lado y nos sentimos mejor siendo solidarios ante las necesidades del otro.

Fuente: webconsultas / 20minutos