Estos hechos afectan negativamente el desarrollo cerebral y emocional de las niñas y los niños predisponiéndolos al aislamiento, al desinterés por aprender, a la pérdida de su propia autoestima, a la falta de motivación para desarrollar actividades, y en su adultez al consumo de sustancias sicoactivas.

Cuando un bebé es golpeado, lanzado al aire, o sacudido, su cerebro rebota contra el cráneo. Esto puede ocasionar daños cerebrales permanentes o en casos extremos la muerte.

El 10% de los menores de edad que sufren maltrato físico o sicológico padecen retraso mental y/o parálisis cerebral. El 90% restante puede desarrollar traumas de diferentes tipos como: déficit cognitivo o de lenguaje, problemas emocionales, excitabilidad, comportamientos autodestructivos.

Otra de las posibles consecuencias es el padecimiento de bullying, matoneo, durante su adolescencia.

Las secuelas del maltrato sufrido perduran en la edad adulta y en consecuencia determinan la personalidad o el modo de relacionarse emocionalmente. Recibir ayuda profesional contribuirá a recuperar el bienestar emocional, a entender lo ocurrido, a evitar repetir estas conductas, y mejorar su calidad de vida.

Fuente: nih / neurocirujia / cedsi82.net